Documento 6. MARÍA DE ZAYAS Y SOTOMAYOR
Prólogo de Novelas amorosas y Exemplares, 1637
Quien duda, Lector mio, que te causara admiración que una muger tenga despejo, no solo pare escrivir un libro, sino pare darle a la estampa, que es el crisol donde se averigua la pureza de los ingenios (…) Quien duda, digo otra vez, que aura muchos que atribuyan a locura esta virtuosa ossadia de sacar a luz mis borrones, siendo muger, que en opinion de algunos necios, es lo mismo que una cosa Incapaz: pero qualquiera, como sea no mas de buen Cortesano, ni lo tendra por novedad, ni lo murmurara por destino; porque si esta materia de que nos componemos los hombres, y las mugeres (…) no tiene mas nobleça en ellos, que en nosotras, si es una misma la sangre, los sentidos, las potencias y los organos, porque las almas ni son hombres, ni mugeres: que razon ay para que ellos sean sabios, y presuman que nosotras no podemos serlo? esto no tiene, a mi parecer, mas repuesta, que su impiedad, o tirania en encerrarnos, y no darnos maestros: y assi la verdadera causa de no ser las mugeres doctas, no es defecto del caudal, sino falta de la aplicacion, porque si en nuestra criança, como nos ponen el cambray en las almohadillas y los dibujos en el bastidor, nos dieran libros, y preceptores, fueramos tan aptas pare los puestos, y pare las Catedras, como los hombres, y quiça mas agudas (…).