Documento 7. LAURA CERETA
Carta nº 65
(…) Leemos cómo la profética Savia de Etiopía, con su corazón imbuido de poder divino, solucionó los misterios del egipcio Salomón (…). De la misma manera e incansablemente es celebrada la elegancia panegirista de Hortensia, hija de Hortensia y oradora (…). No me entretendré con Tulliola, hija de Cicerón, ni con Terencia ni con Cornelia, mujeres romanas que llegaron a las cimas más elevadas de la ciencia; con ellas Nicolosa (Sanuti) de Bolonia, Isotta (Nogarola) de Verona y Cassandra (Fedele) de Venecia (…). La historia está embellecida y saciada de ejemplos como éstos.