1.2 Las mujeres y el derecho a la educación

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christine de pizan

laura cereta - Libro

Laura Cereta - Libro

Libro maria de zayas

mary woollstonecraft

Durante el Renacimiento, los humanistas habían diseñado un proyecto educativo para las mujeres de su ambiente familiar y social. Se trataba de facilitarles una educación brillante, sobre la que no preveían que se sirviesen en el ámbito público. Sin embargo, las mujeres humanistas no respetaron este límite: hicieron uso del saber y de la palabra a las cuales habían accedido con una clara conciencia de género, abriendo, de esta manera, posibilidades no previstas. Mujeres cultas utilizan sus conocimientos en defensa de la educación de todas las mujeres y en defensa de su propia autoría.

Así, las humanistas son las primeras mujeres en occidente que toman la palabra para hacer una defensa de su género. Intervienen al debate conocido como Querella de las mujeres, aportando contenidos insospechados. Valoraban sus propios conocimientos y deseaban poder garantizarlos a otros. Laura Cereta, siendo consciente de que todas las mujeres formaban parte de un mismo colectivo y de que estaban vinculadas por unas limitaciones comunes, que rebasaban las diferencias de clase, escribió la "Carta en defensa de la educación liberal de las mujeres" (1488). Cereta hace una defensa de todas las mujeres, negando el origen natural de la subordinación femenina y reclamando la libertad aprender como un derecho que la naturaleza otorga a todo el mundo por igual.

Prestó su voz a esta querella educativa la escritora María de Zayas. Al prólogo en las "Novelas amorosas y Ejemplares" (1637), después de afirmar la igualdad ontológica entre hombres y mujeres, denuncia la tiranía de los hombres al negar a las mujeres el derecho a la instrucción.

Este tema se convertirá en central y se alargará durante toda la edad moderna. Llega hasta Mary Wollstonecraft y forma parte de las reivindicaciones de las feministas sufragistas europeas y americanas del siglo XIX. Desde una trayectoria compleja y variada, se conceptualiza la educación femenina como instrumento clave para la transformación de la vida de las mujeres.

También se tiene que destacar la existencia de un grupo de hombres -como Agrippa von Nettesheim, Poulain de la Barre, Condorcet o Benito Feijoo- que no encarnan la ideología patriarcal y escribieron diversos textos y tratados en defensa de la educación de las mujeres

Hablan las mujeres

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dolors aleu

signatura dolors aleu

Elena Maseras

signatura maria elena maseras

Durante el periodo renacentista mujeres como Teresa de Cartagena o Luisa de Medrano asistieron a la universidad. En el siglo XVIII, María Isidra Guzmán de la Cerda recibió, en 1785, el Grado de Doctora en Filosofía y Letras Humanas en la universidad de Alcalá de Henares, aunque no había realizado el itinerario académico universitario. Dada su formación cultural, había sido admitida a la Real Academia Española de la Lengua y sus padres, próximos a la corte, solicitaron que pudiera realizar los ejercicios para la obtención del Grado de Doctora.

La presencia de las primeras mujeres en las aulas universitarias se produjo los últimos años del Sexenio Revolucionario y primeros de la Restauración. La primera fue María Elena Maseras, que se matriculó en la facultad de Medicina de la universidad de Barcelona el curso 1872-1873, una vez que había finalizado los estudios de enseñanza secundaria en la misma ciudad. Cuando, después de haber aprobado todas las asignaturas, solicitó realizar el Doctorado, es decir, cuando ella y otras personas como ella reclamaron un estatuto de visibilidad, su iniciativa reveló toda su trascendencia: Se ampararon en la normativa legal, más bien, en el vacío legal de esta normativa, y la utilizaron a su favor forzando con su lectura a los que tenían que aplicarla.

Antes de 1910, de las treinta y seis universitarias que habían finalizado la licenciatura, ocho presentaron y defendieron la Tesis para la obtención del Grado. Cinco eran licenciadas en Medicina y tres en Filosofía y Letras. Habían realizado sus estudios en Barcelona, Salamanca, Madrid, Valladolid y Valencia.

La primera fue Dolors Aleu, quién en 1882 presentó la Tesis "De la necesidad de encaminar por nueva senda la educación higiénica-moral de la mujer". Al presentarla afirmó: "Hago uso de un derecho ya indiscutible, por más que -y eso es lamentable- tenga límites en un corto número de españolas". Evidenciaba de forma clara que tenía la oportunidad de defender, desde el lugar que ocupaba en aquel momento, ideas y planteamientos que estaban siendo objeto de debate social y de que este hecho contribuiría a un cambio sustancial en la situación cultural de las mujeres.

A su texto, hace un análisis crítico de género, desvelando cómo diferencias entre niñas y niños que se consideraban naturales, no lo eran por naturaleza sino como resultado de un ambiente y de una educación diferente para uno y otro sexo. Inscribió, además, su exposición en una larga genealogía de mujeres que se habían dedicado a la ciencia a lo largo del tiempo.

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Referencias Imágenes

 
http://cdp.udl.cat/coeducacio