La costumbre de subrayar la diferencia de ser mujeres, siempre viva en nuestro lenguaje, -por ejemplo el uso del doble plural y la atención a las concordancias cuando es evidente la presencia de mujeres y hombres en un determinado contexto y poner de relieve la participación masculina o femenina cuando ésta está atestiguada por los documentos- nos ha capacitado para discernir la riqueza que ésta produce al indagar en el pasado; estamos convencidas de que así es como no se borra el paso de la mujer a través de la historia, porque el uso del lenguaje “neutro” oculta su presencia, Por ejemplo decir “los normandos de la Italia meridional combatieron contra los sarracenos” tiene un sentido falsamente universal. ¿Qué hacían las normandas y las sarracenas mientras los hombres combatían? ¿Qué técnicas practicaban en sus trabajos, cuáles eran sus relaciones interpersonales, la educación de sus hijos e hijas, los medicamentos y las terapias que aplicaban?
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